viernes, 17 de julio de 2009

Durmiendo con el enemigo.

¿Cuánto tiempo de mi vida dormí con un perfecto hijo de puta?
El tipo me decía: "Amor"
¿Cómo? ¿Cómo pude ser tan pelotuda?
Los tipos son una mierda, antes o después, eso es una máxima que las mujeres no deberían omitir.
El tipo se acuesta en tu cama, te abraza, te sonríe y se coge a otra.
Una le hace la buena comida, balanceada para que no llegue a viejo hecho mierda y el tipo usa esas energías para hacer periplos sexuales con alguna puta desconocida.
¡Qué poco solidarias somos las mujeres entre nosotras!
Los tipos se tapan las cagadas, sean o no, amigos.
En cambio las mujeres somos competitivas, putas por definición.
ODIO NO SER PUTA, ODIO NO SER PUTA.
Soy el análogo a un hombre homosexual, estoy "marcada"...
¿Qué cosa es la que me marca?
Lo sé, lo sé... NO SOY UNA PUTA REVENTADA.
Dormí ocho años con un parásito traicionero, con un cerdo inútil, cobarde y era feliz.
¡Qué imbécil!
VOY A SER UNA PUTA REVENTADA, saltaré de cama en cama cogiendo con maridos y novios ajenos con el inmundo pretexto del "AMOR" y seré impune, muy impune con esas deplorables cornudas que lloran por cosas que nunca tuvieron.